Sufrieron persecuciones, amenazas y promesas por parte del emperador Maximiano, quien buscaba persuadirlos de su Fe, sin embargo, no se aterrorizaban pues tenían presente a Cristo. Cuando Maximiano vio que sus esfuerzos no eran de provecho, los entrego al gobernador Rictiovaro, cruel perseguidor de cristianos, sus lenguas fueron cortadas, los punzones fueron clavados bajos las uñas de sus dedos y una piedra asegurada sobre el cuello de cada uno para ser arrojados a un río, sin embargo fueron capaces de nadar al opuesto del río. Tiempo después fueron decapitados los dos santos un 25 de octubre, en el 285.

Un sacerdote de la época exhortó a los zapateros a seguir el ejemplo de sus Santos patronos, a no retroceder en momentos de dificultad, a superar las pruebas y vencer los obstáculos, desde entonces se conmemora los 25 de octubre el Día del Zapatero.